Hace algunas
semanas, en uno de los grupos de Facebook de los que formo parte, otro miembro
preguntaba sobre la existencia de literatura Kaiju en español. Ello me llamó
poderosamente la atención, pues desde niño soy un gran admirador del género en
su vertiente cinematográfica, básicamente la más visible y trabajada. Pensando en
ello me di a la tarea de investigar al respecto y descubrí, aunque ya lo suponía,
que es un tema sumamente interesante. Sin embargo, antes de exponer mis averiguaciones,
vamos a ver qué es el género Kaiju.
Kaiju
es un vocablo japonés que literalmente significa «Bestia Extraña» o monstruo, más específicamente, monstruo gigante y es
una subclasificación de películas de ciencia ficción. A pesar de lo que podría suponerse,
los cineastas japoneses no fueron los primeros en estrenar el género en
pantalla, el honor le corresponde nada más ni nada menos que a King Kong, quien
fue presentado al mundo en el año 1933.
Desde un principio, en comparación a los Kaijus, los humanos no son más que una pequeña botana o cuando mucho, un minúsculo obstáculo a superar.
Veintiún
años después, en 1954, nacería el kaiju más famoso de todos los tiempos:
Godzilla, el monstruo reptiloide gigante de origen atómico, quien defiende y
destruye Japón según lo considere oportuno. Desde que aquel coloso radioactivo
se apoderó de la pantalla y de nuestra imaginación, han sido los cineastas
nipones los encargados de mantener vivo el género de monstruos gigantes, con algunas
no muy afortunadas excepciones, como el caso de la película Godzilla del año
1998, pero otras bastante buenas, como Pacific Rim.
Godzilla, el indiscutible Rey de los Monstruos, a punto de arrojar su aliento atómico.
Bien
que mal, el gusto por ver creaturas de grandes dimensiones destruyendo nuestras
ciudades arraigo muy profundo y de la pantalla esos súper monstruos pasaron a
los comics, figuras de acción, caricaturas y series de televisión e incluso
juegos de video. Pero, ¿y la literatura? Antes de responder, me gustaría
extenderme todavía un poco más en el tema y darle contestación primero a otra
pregunta: ¿por qué nos gusta ese tipo de ficción? ¿Qué hay en esa destrucción
salvaje, primitiva y sin sentido que nos atrae tanto?
No todos los Kaiju son monstruos devastadores, algunos incluso pueden convertirse en héroes.
Desde
antiguo el hombre ha tenido la necesidad de concebir la existencia de seres
colosales de apariencia —y comportamiento— monstruoso. Ya en tiempos del Antiguo
Testamento e incluso mucho antes, se aceptaba como una realidad incuestionable
que seres gigantescos moraban por la tierra y los océanos, tales como el Leviatán
y Behemoth de los antiguos hebreos, el dragón Tiamat de los asirios o la
serpiente Midgar de los eslavos, la cual era tan grande que podía rodear con su
cuerpo toda la tierra, por no mencionar lo que los griegos aportaron al tema.
Una de las muchas posibles formas de Leviathan, monstruo temible que según la tradición incluso los dioses temen.
El Kraken, uno de los más antiguos y famosos Kaijus de todos los tiempos.
Incluso
algunos iban más lejos y asumían que la humanidad, el planeta o el universo
mismo, provenían de los restos materiales de alguno de estos seres colosales.
Éstas
creaturas mitológicas, llamarlas monstruos no es correcto en éste punto, eran
asumidas como fuerzas de la naturaleza (deidad) o un evento, en lugar de como
animales o bestias con una moralidad definida, es decir, no eran buena ni malas
per se, sólo eran. Y cuando eso
sucedía, más le valía al hombre no verse en su camino.
Stay Puft, el hombre de malvavisco. Aunque su aparición es breve, es sin lugar a dudas uno de mis Kaiju predilectos.
Conforme
el hombre se fue extendiendo sobre los continentes, la creencia en criaturas
gigantes terrestres fue apagándose poco a poco por la ausencia de pruebas que
sostuvieran su existencia. Sin embargo, por mucho que se explorasen selvas,
desiertos, estepas, etc., todavía el hombre lo desconocía prácticamente todo de
los grandes cuerpos de agua del planeta, los cuales representan su mayor parte.
¿King Kong? No, es Mytek el Poderoso.
Las
serpientes y monstruos marinos siguieron alimentando nuestra imaginación, los
antiguos mapas de navegación son muestras fehacientes de ello, y ninguna de estas
creaturas gigantes submarinas fue y es tan popular como el Kraken, calamar de
inmensas dimensiones que gusta de acechar y devorar navíos, cuyas reminiscencias
podemos encontrar en el durmiente Cthulhu o incluso en el mismísimo Godzilla.
Una pelea entre reyes.
El
desencantamiento el mundo continuó conforme la ciencia y la visión mecánico-objetiva
del mundo se imponían y asumimos como una verdad irrebatible que en nuestro
mundo no existen esos monstruos gigantes y que la ballena azul, con sus treinta
metros de largo, es el animal más grande jamás concebido por la naturaleza.
Cuando se trata de hacer destrucción, hasta un anuncio publicitario poseído es una buena alternativa.
Todo
lo anterior es verdad, pero aun así, eso no quita el hecho de que nos gusta imaginar
que tales creaturas moran por ahí, ya sea en los insondables abismos oceánicos,
en alguna de las muchas capas que componen la corteza terrestre, dentro de un volcán,
a bordo de un meteorito o haciendo lo suyo en alguna otra dimensión.
El fondo del océano, ese gran desconocido. Tan enorme que casi cualquier cosa puede morar en él, incluso nuestros mayores temores.
Es
sólo ficción y especulación, claro; pero nos encanta imaginar que no lo sabemos
ya todo y que la naturaleza todavía tiene sorpresas reservadas para nosotros,
algo del todo posible. Mas hasta que algún Kaiju verdadero se revele, no nos
queda otra que conformarnos con los que no ofrece el mundo de la ciencia
ficción, lo que por supuesto no es poco.
Biollante o ¿qué sucede si mezclamos células de Godzilla, el ADN de una rosa y el espíritu de una joven mujer japonesa?
A
los ya mencionados Kong y Godzilla se suman: Gamera y enemigos, Rodan, King
Gidorah en sus múltiples formas, Anguirus, Battra, Destoroyah, Gigan, Hedorah, Kamacuras,
Kamoebas, Manda, Mechagodzilla modelos I y II, Mothra, Orga, King Caesar, Space
Godzilla, Kumonga, Bagan, Baragon, Bagorah, Megaguirus, Biollante, prácticamente
todos ellos, excepto Gamera y compañía, creados por el estudio cinematográfico Toho
para sus múltiples filmes. La lista crece, no necesariamente en orden cronológico,
con personajes como: el Kraken de Ray Harryhausen, The Blob (también conocido
como la Mancha Voraz), La mujer de 50 pies, los reptilianos Reptilicus y Rhedosaurus,
Zarkorr el invasor, el elusivo monstruo Clover, Mytek el Poderoso (un gorila
cyborg gigantesco, personaje principal del comic británico del mismo nombre), Rey
Kong (otro gorila gigante, éste perteneciente al anime Capitán Centella), las
hormigas gigantes (de la película La humanidad en peligro), Mega Shark, Zilla
(el Godzilla apócrifo de 1998), Stay Puft (el último avatar del dios
interdimensional Gozer el Gozeriano), Cthulhu, Dagon y similares
lovecraftianos, el Gigante de Hierro, los M.U.T.O (de la nueva adaptación de
Godzilla), el Chico Lard Lard Donuts (quien en una especial de noche de brujas
de Los Simpson cobra vida para destruir la ciudad de Springfield), la mayoría de
los Ángeles de Neon Genesis Evangelion, los Kaijus vistos en Pacific Rim, la
creatura gigante sin nombre vista al final de la película Evolution, y seguramente
muchos más que me eluden, esperando a ser descubiertos en comics, animes
(Mazinger Z, por sólo mencionar un ejemplo), películas de serie B y juegos de
video.
Rodan, uno de los Kaijus clásicos.
King Gidorah, uno de los más poderosos Kaijus y
el más temible adversario de Godzilla.
El Kaiju Gamera volando por los aires gracias a su propulsión a chorro.
Sin
lugar a dudas una enorme lista. Pero nuevamente vale hacernos la pregunta: ¿y
en el terreno de la literatura? Bien, hay que recordar que el género kaiju es
muy visual, su encanto y atractivo está principalmente en «ver» las dimensiones
de la creatura, junto con su comportamiento, en comparación a los humanos y sus
construcciones, transpolar eso a un discurso escrito puede resultar complicado,
más no imposible.
Un encuentro que definitivamente me gustaría ver.
Sí,
un escritor habilidoso bien puede narrar una escena, o incluso todo un
argumento, de estilo kaiju, con suficiente talento como para que nos sea
posible ver lo que ocurre también como si fuera a través de medios más gráficos.
No obstante, eso no implica que sea común o fácil encontrarlas, sobre todo
traducidas al español o escritas en el idioma.
Me
niego a pensar, sobre todo porque tengo motivos para ello, que el género kaiju
literario sea despreciado o pasado por alto, y en lugar de ello prefiero
suponer que es poco explotado por la complejidad inherente que supone, un obstáculo
que como ya hemos visto no resulta insalvable, o por simple desconocimiento del
gran potencial que una narrativa de éste estilo tiene por ofrecer.
King Kong en la cima del mundo.
La
lista que comparto a continuación es bastante escasa, pero no deja de ser un
comienzo y no hay que descartar que en los próximos años (o quizás meses) se
incremente.
- Sherlock Holmes y los zombis de Camford de Alberto López Aroca. No es una obra kaiju como tal, pero hay cierto personaje que la hace aparecer en ésta lista. (se puede adquirir en diversas librerías)
- Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra de Alberto López Aroca. Nuevamente no se trata de una obra netamente kaiju, pero en ella tiene una aparición estelar uno de los más famosos, quien junto a su disminuida familia tienen un peso importante en la trama. (se puede adquirir en: Tienda del autor)
- Corazón de Piedra: Hecatombe de Francisco José Palacios Gómez. Ahora sí que nos encontramos ante una obra kaiju de pleno derecho, muy probablemente la primera (y tal vez única hasta el momento) hecha por un autor cuyo idioma nativo sea el español/castellano. (se puede adquirir en: Corazón de piedra en Amazon)
- "Hemos dejado que los monstruos gobiernen al mundo". Relato corto incluido en el libro Los espectros conjurados de Alberto López Aroca. (se puede adquirir en: Tienda del autor)
- La isla de la muerte de Raul Montesdeoca. Un texto gratuito en el que un par de sus más aventureros personajes visitan una isla en la que moran algunos Kaijus. Pulp y Steampunk. (se puede adquirir en: Ediciones Dlorean)
- Cine de monstruos gigantes. 1954/1974 de Gabriel Benítez. Un ebook en el que hace un repaso y análisis de la época dorada del cine de monstruos gigantes. (se puede adquirir: próximamente en Amazon)
Como verán, no he
hecho mención de las obras lovecraftianas o pertenecientes a los Mitos de
Cthulhu en las que hagan aparición seres gigantescos, esto se debe a que me
resulta preferible el dejar que sea cada quien el que determine si Cthulhu y compañía
pueden ser consideradas literatura de tipo kaiju o no.
Tal como sucede en Pacific Rim, varios Kaijus surgen de los abismos oceánicos.
Aun
con eso, es bastante probable que existan otras obras de monstruos gigantes de
las que no tenga conocimiento, pero aunque esto no sea así, sé de algunas que
se están cocinando y que es probable pronto vean la luz.
Y
quién lo sabe, tal vez estemos a nada del nacimiento de un nuevo género, que en
realidad siempre ha estado allí, pero que no es sino hasta ahora que comienza a
incursionar en el mundo de las letras.
Dos viejos adversarios.
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