VII
Veinte minutos después de la última grabación…
Hubo un apagón, casi al mismo tiempo se desató el infierno.
Al irse la luz me asomé por la ventana y lo que vi no fue una ciudad sumergida
en tinieblas. Docenas de incendios se desataban por doquier lanzando sendas
columnas de humo al aire. El estridente sonido de sirenas resonaba por toda la
ciudad, entremezclándose con bocinas y gritos en una cacofonía infernal.
Helicópteros de la policía volaban por el ennegrecido cielo y por medio de
altoparlantes ordenaban abandonar casas y dirigirse a Central Park. Al regresar
la energía encendí inmediatamente el televisor y sintonice CNN. Ya no había
ningún anunciador dando información, tan sólo un mensaje pregrabado en el que
una voz femenina pedía a la gente abandonar sus hogares y centros de trabajo
para dirigirse a los puntos seguros
de sus ciudades, cuya ubicación seria indicada por las autoridades locales.
Aún no me
decido abandonar mi departamento, aunque ya he preparado una mochila con algo
de ropa y comida enlatada. También he tomado mi pistola y las dos cajas de munición
que compre la semana pasada. Saber que estoy armado me da seguridad. Quizá
decida quedarme en casa y esperar que todo se solucione. Tengo suficiente agua
y comida para resistir algunos días. Sí, me quedare, no sé lo que hay allá
afuera y aquí me siento seguro.
Alguien toca
la puerta…
¡La mate… Dios mío, la mate! Esos ojos… esa maldita
mirada. La mate, ¡la mate!
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