En los últimos tiempos un término particular ha ido
ganando fuerza y adeptos alrededor del mundo gracias a su muy interesante y
bella propuesta. Me refiero por supuesto, al steampunk.
Seguramente muchos
han visto representaciones de él sin ser conscientes de lo que son, pues aunque
el género está prosperando gracias a muchos entusiastas, todavía hay gente que
lo desconoce o que no tiene muy en claro en qué consiste o qué características son
las que lo componen.
De manera muy
somera se puede decir que el steampunk es un género artístico multidisciplinario
en el que predomina una estética muy particular centrada en elementos mecánicos
y tecnológicos basados en la energía del vapor, los engranajes, el cobre, la
madera y el cuero.
¿Les suena? Muy probablemente y sin saberlo
han visto imágenes, películas o animes en los que estos elementos tienen una importante
presencia. Lo que no es de extrañar, pues como ya he mencionado, se trata de un
movimiento que poco a poco va ganando presencia en diversos medios.
En estas breves líneas me limitare a
hablarles únicamente sobre el steampunk como género literario, no sin antes recomendarle
al interesado en conocer más sobre el tema que se dé una vuelta por la entrada
correspondiente en la Wikipedia, donde hay bastante información sobre las
diversas manifestaciones del steampunk.
Aclarado lo anterior, entremos en materia.
¿Qué es el steampunk?
Antes de responder a esta cuestión, y si me
lo permiten, me gustaría contarles sobre
cómo es que me surgió el interés por dicha propuesta artística.
Si mal no recuerdo, aproximadamente a
principios del último trimestre del año pasado, la editorial española de
reciente formación, Dlorean Ediciones,
especializada en literatura de fantasía y ciencia ficción, convocó a escritores
de todo el mundo a concursar para formar parte de su antología Steamtales.
Según datos que la misma editorial hizo públicos
tiempo después, la convocatoria tuvo una muy buena aceptación, pues se contó
con la participación de más de doscientos escritores. Entre esos participantes
se encontraba su servidor, quien a pesar de no conocer demasiado del tema decidió
participar con un relato llamado La
delgada figura de un caballero; uno de los relatos de los que me siento más
orgulloso, no sólo porque fue seleccionado para formar parte de la antología
(apenas la tercera de este tipo en castellano), sino porque me permitió adentrarme
al fantástico universo del steampunk.
Seguramente te
preguntaras, querido lector (y con justa razón): ¿cómo es posible que un profano
como yo escribiese un relato steampunk sin tener grandes nociones del género y
fuese además elegido para formar parte del proyecto? La respuesta es simple,
más no sencilla: investigación.
Antes de
participar en la convocatoria de Dlorean
no tenía una idea muy concreta de lo que era el steampunk. En efecto había visto
películas (Wild Wild West, con Will Smith, principalmente) e imágenes en la red,
pero eso no me daba las herramientas necesarias como para darme a la empresa de
escribir un relato.
En franca
ignorancia tuve la fortuna de ser desde siempre un autodidacta, así que dediqué
un par de semanas a buscar información y retroalimentación sobre el universo
del steampunk. Mis primeros esfuerzos tuvieron resultados escasos, pues aunque
existen muchas propuestas graficas disponibles, en el terreno de la literatura
hay todavía una escasez importante sobre el tema. En especial de éste lado del océano.
Me fue virtualmente
imposible hacerme de textos (ya fueran estos novelas o relatos) steampunk, por
lo que mis principales fuentes de investigación lo fueron el cine y la animación
japonesa (con el anime Steamboy). Devoré cada detalle grafico y cada punto
argumental, leí todo lo que estaba a mi alcance (que repito no fue mucho), tomé
apuntes y realicé un pequeño experimento titulado La maquina que fabricaba dioses, el cual tuvo el visto bueno de mi
amigo y colega Joe Álamo, y sólo entonces me di a la tarea de escribir mi
relato.
¿Semejante periplo
me volvió un experto en el tema? Difícilmente. Sin embargo, sí que me hizo reunir
un cumulo de conocimientos respecto al género del steampunk que me gustaría compartir
con quienes apenas se van adentrando en él.
En primer
lugar comprendí que hay dos puntos importantes detrás de todo buen escrito
steampunk: lo ucrónico y lo distópico. Es decir, se ven retratados eventos históricos
que nunca pasaron, o bien, que sucedieron de manera diferente a como se les
conoce (lo ucrónico), los cuales tienen gran relación con sociedades anti utópicas
(lo distópico).
En segundo
lugar noté que muchas (o al menos la gran mayoría) de estas distopías ucrónicas
o ucronías distópicas, suceden en el marco de la época victoriana
(aproximadamente entre 1837 y 1901 d. C.), principalmente dentro de los
territorios del imperio británico, siendo la ciudad de Londres el lugar más
socorrido.
Del elemento
victoriano se desprenden varias cosas, principalmente lo mecánico y lo
industrial. Muchos de los universos steampunk, llegados a este punto ya podemos
hablar de varios universos; explotan y sobreexplotan el papel de lo industrial
dentro de una sociedad determinada, la cual se ve constantemente maravillada y
sobrepasada por el desarrollo de complicados mecanismos, capaces de realizar fantásticas
funciones. De esto se deriva que al steampunk le sea muy querido (y a veces
necesario) la descripción de artilugios compuestos principal (aunque no
exclusivamente) de cobre, madera, cuero, engranes, y activados por la energía del
vapor. Los cuales la mayor parte de las veces son capaces de hacer lo mismo (o
incluso a veces más) que los aparatos que permite nuestra tecnología moderna.
A lo
victoriano también le debemos también que dentro de los escritos steampunk
convivan con personajes ficticios personajes históricos reales como Bram Stoker
(autor de Drácula), Mary W, Shelley (autora
de Frankenstein o el moderno Prometeo,
y a quien está dedicado mi primer relato steampunk), Lewis Carroll (autor de Alicia en el país de las Maravillas y Alicia a través del Espejo), Robert
Louis Stevenson (autor de La isla del
tesoro y El extraño caso del Doctor
Jekyll y Mr. Hyde), Arthur Conan Doyle (creador de Sherlock Holmes), Julio Verne (autor de Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en ochenta días y un largo etcétera), Oscar
Wilde (autor de El retrato de Dorian Gray),
H. G. Wells (autor de La Guerra de los
mundos), la Reyna Victoria de Inglaterra (cuyo papel me parece ocioso
mencionar), Charles Babbage (científico británico a quien le debemos los
primeros diseños de una computadora funcional multitarea), Ada Lovelace (la primera
programadora de la historia), Charles Darwin (naturalista ingles que…
¿realmente tengo que decirlo?), Jack the Ripper (quizá el más famoso asesino en
serie de la historia, del cual hasta la fecha se desconoce su identidad), y
varios más que de momento se me escapan a la memoria.
Después de
toda esta explicación me parece que ya estamos cerca de poder dar respuesta a
la pregunta ¿qué es el steampunk? Un subgénero literario de la ciencia ficción (dentro
del apartado de los retrofuturismos o de la ciencia ficción especulativa) que
tiende a la exposición de tecnologías avanzadas basadas en un modelo energético
del pasado, el vapor; en el que la trama sucede en un tiempo y espacio
ficticios, enriquecida principal, aunque no exclusivamente, con elementos
humanos y materiales de la época victoriana, con una sociedad que evoluciona en
una línea paralela a nuestra propia realidad, aunque retomando de ella los
elementos que considere propicios.
Sin embargo,
para escribir una historia steampunk no basta con llenar paginas con
descripciones de artefactos de vapor, engranes y personajes de estilo
victoriano, todo ello bajo el pretexto de una fantasía tecnológica decimonónica.
Como en todo género, la ambientación es tan sólo un elemento del conjunto, el
cual no puede avanzar ni prosperar sin un buen argumento que lo sustente.
Finalmente me
gustaría aclarar que aunque el steampunk es un género con elementos bien
diferenciados, esto no significa que para que funcione eficientemente tenga que
tener todos sus elementos presentes. El steampunk es más que la simple suma de
sus partes, lo que nos da pie a imaginar historias con sociedades ucrónicas,
basadas en la tecnología del vapor, fuera del mundo victoriano, o en lugar del
pasado en un futuro distante o en nuestro presente mismo. O incluso fuera de la
órbita terrestre.
Los límites
del género no los marcan sus características y particularidades, sino la imaginación
del autor. Quizá se deba en parte a ello que el steampunk puede mezclarse bien
con elementos de otros géneros como el policiaco/detectivesco, fantástico,
terror, rosa, negro o cualquier otro que permita el enriquecimiento de la
trama.
Hay verdaderamente algo muy atractivo en el
steampunk. Bien puede ser su estética elegante o la nostalgia hacia mundos del
pasado que nos evoca. En cualquier caso, es un verdadero gusto que cada día que
pasa más y más proyectos del género van saliendo a la luz. Lo que poco a poco
convierte al steampunk de manufactura hispana, en una propuesta seria y de
calidad que nada tiene que envidiarle a su contraparte anglosajona.
Bibliografía sugerida al lector
- Las puertas de Anubis (1983) - Tim Powers
- Homúnculo (1986) - James P. Blaylock
- Infernal devices (1987) - K. W. Jeter
- La máquina diferencial (1991) - William Gibson y Bruce Sterling
- Steampunk Trilogy (1995) – Paul di Filippo
- Los horrores del escalpelo (2011) – Daniel Mares
- Boneshacker (2012) – Cherie Priest
- Antología Retrofuturista (2012) – Varios
- Antología Ácronos (2013) – Varios
- Steampunk Cinema (2013) – Varios
- Antología Steamtales (2013) – Varios
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